lunes, 7 de septiembre de 2009

Visible Misil Fatal.

Pasa que, tengo muchísimo tiempo sin escribir una nueva entrada por aquí, ni por ningún lado. De hecho, no hay otro lugar donde pueda escribir alguna nueva entrada que no sea aquí… demasiada información con cero en nivel de importancia. Venía pues a escribir un poco de cosas ya que tenía tiempo sin escribir.

Pero primero, saludemos a la mano voladora que se parece al monstrico jap ese :D


Cambios, la vida y sus cambios, las enseñanzas de sus cambios y lo radical o brutal que esto puede traer a cada uno de nosotros, pequeños monstruos esparcidos de forma aleatoria por el gran globo. Preocupaciones, sí, los cambios me traen intranquilidades, a veces no entiendo bien por qué las cosas tienen que ser como no espero que sean, a pesar de que me mentalizo en comprenderlo todo en este ámbito, y sobretodo, cuando estos cambios van apareciendo a la vista de manera invisible. ¿Y cómo se supone que es eso? Fácil, todo empieza a cambiar, todo empieza a tornarse diferente y comienzan a suceder una serie de eventos donde o puedes adaptarte a los hechos, o simplemente ignorarlos, tú decides, o es una o es otra, y lo demás son simples variables; al final se crea pues una cadena de conflictos inconstantes, donde la línea cronológica es distinta y por ende, y de manera irreversible, tú también eres parte del cambio, que para bien o para mal, no lo puedes evitar, no lo puedes ver, solo está ahí, pasando.


Menos imoprtante: Manovoladorafeaqueseparecealmonstricojapese, tiene hoserights :)


Este es un proceso continuo y que no perdona. Pero de nuevo, me preocupa y me engaña. ¿Por qué con el tiempo las cosas tienen que implicar otra modalidad? He pensado que definitivamente no espero nunca nada de nadie, y vuelvo a pensar y me doy cuenta del engaño tan grande que me causo por cada vez que digo eso, porque es mentira, siempre espero que por una buena acción mía, el mundo entero me devuelva, no miles, pero al menos un gesto agradecido; y por naturaleza propia no lo reclamo, ¡claro que no!, nada más lo espero, paciente (o impaciente) y con la vista a lo lejos. El destino o el futuro o el quéseyo que lo sabe todo se debe reír mucho de mi, estoy muy seguro de eso, porque apuesto a que en estos años de vida habrán pasado más de mil y una vez por mi mente este tipo de “esperas” que por una u otra razón y, aquí es donde caemos en el inicio, por causas del bien o mal llamado “cambio” es que nunca sucede y me quedo aquí, allá o dónde sea, esperando y con las manos amarradas, por algo que nunca llegó y que a final de cuentas y a beneficio del circo personal del destino para el que trabajo sin saber, funciono como el mejor payaso, al que peor le pagan y el que más hace reír en cada función.



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